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sábado, 17 de marzo de 2012

Como Todos.

"Nadie escoge el dolor,
pero el artista bipolar,
 cercado por la inestabilidad,
 la desolación y la muerte,
nos hace pensar que
algunos hombres nacen
-a su pesar- con un destino."
(Rafael Narbona)
Ese mismo día, Beñat y yo volvíamos del subsuelo. Habíamos pasado en él cuatro días con sus correspondientes noches. Allí con los “Otros”, tuvimos tiempo para calentarnos la boca hablando de Erika, aquella mala arpía que no sabía nada y creía saberlo todo.  Aquella maldita persona, amago de homo sapiens, nunca había dejado de sorprendernos y la naturaleza de su carácter era de la peor calaña o al menos su pedantería y su egocentrismo así lo dejaban entrever.
Ella ajena a nuestras incursiones con los “Otros “era feliz con su jipismo come flores, el mismo que tanto Beñat como yo odiábamos a muerte. Cuando la mala arpía que se alimentaba de su propia ignorancia abría la boca, él y yo nos mirábamos impávidos a sabiendas de que el pan se encarecería un poco más gracias a su verborrea.
Beñat y yo hemos guardado siempre con recelo el legado que en el subsuelo se nos confirió antes de que los mejores cerraran los ojos para siempre. Curtidos desde entonces,  acostumbramos a patinar por el barro de esos caminos sin caernos mientras vemos las flores caer y pulverizarse al chocar contra el suelo. Es otro mundo donde los sueños se fusionan como átomos con la vida real. Imagino que debe de ser algo complicado de entender si no te metes en el pellejo de quienes lo vivimos.
Siete días antes de que partiéramos hacia el subsuelo nos dirigimos con cierta melancolía al camposanto. El mismo en el que años atrás, despedimos a la chica de las poesías pulverizando nuestros ojos, vertiendo las entrañas en forma de lágrimas. Una vez allí, ambos escribimos unas letras en su memoria antes de despedirnos por enésima vez.  Y como siempre, doblamos las hojas y las introducimos por un pequeño agujero que hicimos para tal fin. El orificio es tan disimulado que a penas se aprecia y a través de él introducimos siempre los escritos y poesías para Ane. Es muy difícil que alguien lo pueda ver y de ser así; ¿quién se iba a molestar en despojar de folios de atención y cariño a quien cerró los ojos para siempre?
Escribir esa es la peor calma porque nos separa de estar allí a su lado donde quiera que ella se encuentre, el bolígrafo y el papel nos unen a un mundo cruel e injusto que nos la arrebató para siempre y sin embargo continuamos escribiendo y jugando al ajedrez.  Quizás sea lo más oportuno ante lo que el destino nos tiene deparado porque la historia de mi amigo Beñat no es una historia llena de colores, es más bien una historia gris, gris como la ciudad, como la vida de las personas que habitan en ella, como los meandros que forman sus almas tratando vanamente de esquivar la aflicción que produce la insoportable marca del esclavo moderno.
Por eso, tras regresar de nuestra cita con los "Otros” y descubrir por casualidad que la arpía de Erika tenía todos y cada uno de los escritos y poesías que Beñat y yo habíamos introducido por el agujero, ratificamos lo mala y falsa que era.
Por eso, siete días más tarde Beñat me regaló lo que él calificó como “su mejor poema”.
Por eso, ahora él y yo nos sentamos a jugar al ajedrez para ver la vida pasar mientras recordamos que en ella como todos, estamos de paso.
Carpe Diem.

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