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viernes, 13 de diciembre de 2013

Contradicción Lógica.



 
Una vez descartado lo imposible,
lo que queda,
por improbable que parezca,
debe ser la verdad.”
(Arthur Conan Doyle)


       Como cada año llega un periodo estacional en el que el otoño, con un puntapié, da al verano por satisfecho, quedando éste sofocado y caduco hasta el próximo año. En los bosques, algunos árboles desarrollando su estrategia biológica se desprenden cariñosamente de sus hojas y meciéndose éstas, descienden vencidas en un osado viaje hasta decorar los suelos con un frondoso y original manto natural. Otros árboles tienen un pacto con el sol; les manifiestan su preferencia a no desprenderse de sus hojas con la condición de cambiarlas de color, decorando así la infinita grandeza de los bosques. De esta manera, una nueva estrategia biológica se pone en marcha; disminuyendo la clorofila, las hojas adquieren tonalidades rojizas, violetas, marrones...
La prudente y sabia naturaleza nos deleita una vez más la vista con lo que es el principio de otro ciclo natural. Y yo sigo haciéndome preguntas;
¿Se puede renunciar a la condición de humano alegando vergüenza ajena? ¿Podré huir de mí mismo siendo un duende y paseando en bolas por los bosques?
 Y para escribir esta mierda gritaré; que os jodan.
           Y como cada año también, como viene siendo hábito por estas fechas, muchos somos los que nos vemos desplazados y «en el peor de los casos» despojados de nuestro hábitat con total impunidad. Sí, vosotros los humanos nos imponéis vallas cinegéticas, cicatrices del desgarro que limitan nuestra libertad, privatizáis los bosques en pro de vuestros malditos intereses económicos. No habéis tenido ni la menor consideración y vuestro egoísmo va más allá. Habláis de gestión forestal sostenible hablando de mejorar la biodiversidad y justificáis impactos ambientales propiciados por la explotación forestal y cuando no, prendéis con rentables fuegos los bosques y os beneficiáis hasta por sofocarlos colgándoos réditos políticos y medallitas. Vuestras políticas ecologistas son de cajón, quedan reducidas a los intereses del mercado monopolista, vuestros privilegios son nuestra tumba y éstos convertirán los bosques—nuestro ecosistema— en centros urbanos de esparcimiento, sin otra vida que la humana los domingos y festivos —barbacoas y cervezas, desperdicios e inmundicia —.
Nosotros los duendes, somos víctimas directas de vuestro expolio, nuestras setas-casa desaparecen, vosotros humanos nos condenáis y vosotros pagaréis con creces el despreciable escamoteo al que nos sometéis, el saqueo, el pillaje y el exceso de impunidad del que gozáis no os salvarán, miserables.
Es domingo y terminando de escribir esto, me levanto de la silla, bostezo, entro al baño y mientras me miro al espejo gesticulo ridículamente con mi boca; me doy asco. Estoy gordo y feo. Pillo el móvil y llamo a unos cuantos de colegas;
-¿Os hace subir al monte a cazar duendes y tomar unas cervezas y bocatas?-
«Uffff… acatarme a la lógica es que me saca de quicio.»
—«Contradicción»—


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