“Por cariñosos que seáis,
por amena que
sea vuestra conversación,
por
bondadosos, afables y simpáticos
que os
mostréis en el trabajo y en el descanso...,
jamás
mereceréis nada,
a excepción
del desprecio.”
(Fantasma del castigo. Sobre la forja del
profesorado. Pedro García).
Activa presencia,
de legañas, cuajas esquirlas.
El trabajo sucio del sistema;
Escolaridad,
Mutilación de la unión simbiótica
madre-hij@,
adoctrinamiento,
sumisión,
infanticidio.
Llantos, infinita tristeza y miradas.
Amargura y resignación.
Desfallece un poco más
el sentido organizativo,
se lapida al pensamiento crítico e independiente.
Termina la clase,
(J)aulas vacías.
Queda al fondo,
sobre una gran pizarra;
el yugo opresor,
la herencia feudal
del criminal dictador.
Y al amanecer,
se repetirá de nuevo
el día de la marmota.
Ilusiones muertas, vacíos, sueño y legañas.
Vuelta a empezar, otra vuelta de rosca,
alimentar al engranaje
de un sistema sin escrúpulos.
“A mí lo que me extraña, y casi
me aterra, es que no todos pierdan la razón en el aula; lo que me horroriza y
casi me deprime es que haya profesores (y policías, y militares, y carceleros)
“felices”, a gusto en su empleo, clínicamente sanos. “