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jueves, 13 de noviembre de 2014

Para que no lo entendáis




“Cuando el hombre guerrero me encerraba
en sus brazos, era un placer para mí...”
(ELEGÍA ANGLOSAJONA, S. VIII)



 
Siento la estrofa,
la viajera sin viento
que se aventura hundiéndose,
 apoderándose de mí
en lo más profundo de mis sentidos,
llagando románticamente,
como rocío al umbral del alba.
Y a Pizarnik recíprocamente,
con palabras
que no son de este mundo,
le hablé al detalle
cual súbdito Mefostófiles.
Sin vuestra ignorante miopía.
Para que nunca,
nunca lo entendáis.