siempre
es una agonía.”
(Miguel
Hernández)
Cuando llegaba a un puerto
tomaba su agenda
para anotar en ella todos sus descalabros
y de ellos reunió una dilatada colección
ordenada de mayor a menor;
rojos, violetas,
largos y cortos…
Pero en aquel puerto,
todo era diferente;
llovía sólo trescientos sesenta y cuatro días al año.
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