pasea una cuerda atada a un globo fugitivo,
de los inventados para quienes
a menudo corren tras un balón.
Exhortan al cielo infinito;
—que baje, que baje…—
Y aunque no llueva
ni en este día gris;
lágrimas que mojan
sus zapatos viejos
recuerdan la lluvia de Abril.
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