Las farolas se han idiotizado,
heladas al raso encienden
Parecen luciérnagas congeladas
de esas que no han perdido aún la vida.
Y es que este invierno trae mucha tela;
Por las tardes en los cálidos hogares
repartido se resguarda el fragor del día
a la lumbre de los troncos del olivo
que arden sin compasión,
como tú o como yo
con nuestros escarchados hálitos de vida
en este inmenso mundo material,
— ¿seremos de esas luciérnagas que no han
perdido aún la vida?—
Le pregunto sin respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario