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jueves, 27 de julio de 2017

El muelle de Salford






He soñado bicicletas, pisaba los charcos que Oscar Wilde observaba junto a Shelagh Delaney. Plasmados sendos rostros en vetustos muros de ladrillo rojo desfallecieron, es el destino que nos toca, pero ¿hay mañana para el resto?

Todo ha cambiado y del amor que se perdió entre besos en el viejo muelle de Salford no se supo más.

Salgo a la calle, todo es igual y tan distinto. Y aunque ya no huele a alquitrán, se salvan los recuerdos. Silbo, corre el aire. Mirando mis zapatillas negras avanzo cabizbajo, respiro en azul y sé que “There is a light that never goes out” es la canción donde me gustaría vivir.

Entonces vuelve la sonrisa a mí.
                                                         ...mañana será otro día.

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