Ilustración; Khoa Le |
Un tiempo para todo,
para volar y correr,
lugares donde reír.
—Aunque para amar
siempre quedará París—
En los crepúsculos artificiales
las farolas encendidas
perdieron tu sombra
y algunos olvidaron
cuando a los corazones buenos
cortan sus alas,
mueren temprano,
abandonados ellos
en mugrientos parques oxidados.
Un tiempo que mutiló
la memoria de los peces;
historias de vestidos desnudos
y de magos sin trucos
y chisteras sin cabezas,
payasos tristes sin
aplausos
y piratas sin tatuajes.
Hubo un tiempo también,
donde todo era más sencillo,
sin cuentos con velos
y para flores marchitas
las que pintaste de poesía,
robadas con Charles
en las avenidas de la muerte.
Cuando el tiempo se aburrió del tiempo perdido
nos escupió en la cara
ausencias;
preguntas sin
respuestas
y tristezas sin abrazos.
Poeta muerta, Patricia
en ese trecho que recorriste
revelaste que sí
que hubo un tiempo
hasta eternamente.
En la isla de Nisyros
…quizá.