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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Créete Libre.

Un milenio es lo que apenas le separaba de la indecisión de colar una pelota en el tejado del vecino.
Actuando con recelo, aguardaba sin remedio a la lejana dama, que vestida de negro se aplicaba virtuosa a la encomendada tarea que venía ejerciendo día sí y día también con total autonomía sobre un mundo manejado por codiciosos locos.
No, él no estaba solo en su espera. Como él, seis mil millones más aguardaban su final, casi sin saberlo. ¿O quizás lo sabían? A pesar de que para mil millones de niños la maldita dama de negro hacía uso de la guadaña cada seis segundos.
El mundo golpea sus corazones mientras el concepto de lo artificial se sobrepone a lo natural y seguimos disimulando el ritmo violento que nos marcan arrogantes gatos que mientras nos observan desde el tejado, nos maúllan atroces barbaridades a costa de esperanza.
La poca libertad que te queda mengua con tu silencio y ya por no tener no tienes ni sombra en este día tan oscuro que te devora como la mugre en el lavadero del gran León Chávez.
Los disparos que evidencian las matanzas te dirán que son caramelos y con ellos compraron el silencio. Créete libre ahora que puedes, que la avaricia de los cuatro gatos escupe dudas sobre el mar en el que navegas. Créete libre ahora que puedes, asume como tuyo el frio metal de los barrotes y pinta de color ahora que puedes; la inexistente y mutilada sonrisa de esos mil millones de niños que sabes que están ahí muriendo mientras que tu materialismo te hace sentir bien girando la cabeza hacia la cómoda tempestad que te traga.
Créete libre ahora que puedes.
...Y no olvides antes, pasear tu absurdo materialismo por el ikea.

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