(“Okupando
Palabras”. Taller de Escritura Creativa.
Errekaortu
Gaztetxea.
Diciembre
del año... del coma.)
Contemplabas el
azul del arroyo. Y en él, mecías mimosa tu largo cabello al viento, disipándose
largo, entre robles y castaños.
Y te vi
sonriente, sentada en el riachuelo, dibujando sombras de luna con su luz. Dulce
al despuntar el Alba, rocío que germinó al nuevo día. Cuanta belleza junta se
disipa cuando inadvertida la ciudad, te acoge entre sus edificios. Y yo tendré
que jurar al color-tiempo para
desmontar alquimias; el hiriente hechizo del amor descartado, el azul hechizo
de tu arroyo-pelo, el admirable
hechizo de tu belleza inagotable, el perfecto hechizo de tus ojos bellos, a los
que no puedo mirar, que los tengo que esquivar porque ellos me sonrojan porque
en ellos;
En algún tiempo, Xabi y Jaione fueron un imán, pero ellos nunca lo
quisieron asumir, más bien nunca lo supieron admitir, por eso tras sus despedidas,
el miedo al rechazo siempre les dejaba el
amargo sabor de haberse tragado los recíprocos sentimientos. Desde que se
conocieran en el Instituto no habían dejado jamás de mantener contacto entre
ellos aunque en los últimos años, Jaione tuvo su cuerpo hundido en las
profundidades de su mente, vencida ésta por espontáneos mensajes de móvil y fortuitos
encuentros entre vaguedad de esa que no concibes su presencia hasta que te has
llenado y asqueado de ella.
CEREBELO, (Metencéfalo):
Aquella tarde de sábado,
Jaione que se sentía muy feliz, por eso había quedado con Xabi para irse de
potes y hablar así sobre una serie de proyectos que se había planteado hacer,
la intención era recuperar un escalón más que le permitiera respirar en aquel
tremendo y turbio abismo que continuamente la abrazaba empujándola, sin piedad,
hacia abajo.
Esa noche, Xabi
visiblemente optimista tras recibir la llamada de su amiga, contaba con la
convicción de no esperar mucho más tiempo para confesar todo lo que su corazón
sentía hacia ella, éste no soportaba más tiempo las hostias del silencio, buscaría
el momento adecuado y se lanzaría con sinceridad, sin ambages, estaba
convencido y esa noche mostraría a Jaione su corazón abierto de par en par como
nunca antes lo había mostrado a nadie. Para él supondría un antes y un después.
BULBO RAQUÍDEO, (Medulla Oblongata):
Conversaron de sus propósitos entre bares y cervezas
y atajaron por travesías llenas de venenos, cambiaron los mapas de la parte
vieja de la ciudad y lo hicieron por el sitio de las ilusiones.
Cogidos de la mano
pasearon y se susurraron por calles cubiertas de deseo y así, jubilosos por
aquellas callejuelas que olían a pasado, fueron paseando de acá para allá y
viceversa, rozando disimuladamente sus dedos, sintiéndose observados y envidiados
por todo aquel que osara cruzarse en sus infinitos caminos.
Cansados de azotar cuadrillas,
buscaron intimidad dejándose caer por uno de los bares de esos que abundan por
Alde Zaharra, “Esperma Negro”, se
llamaba el garito. Xabi pensó que era un buen nombre para un bar, justo lo que
estaba buscando.
PROTUBERANCIA ANULAR, (Puente de Varolio):
-“Qué placer sentir este momento cerca de Jaione…quien fuera vaso para sus
labios”.- Pensaba Xabi meciéndose con ternura en la lívido que le producía escuchar,
entre la música ambiente de la tasca, las palabras de su amiga a la vez que observaba
ensimismado el movimiento de su hermosa boca, esos labios vivificaban las
ascuas interiores de Xabi que se excitaba por momentos, mientras daba una
tregua al katxi de cerveza que ambos compartían
en uno de los apartados rincones de aquel lúgubre local, donde un confuso
ambiente de decibelios, humo y calor humano que circulaba entre la gente, infringía
con timidez la esencia armónica del ebrio rincón que, dejando patente la mutua
atracción que sentían ambos entre sí, habían creado.
La exuberante belleza del
sentir se desvaneció singularmente en Xabi cuando el maldito y rastudo Deejay,
apostado éste en la cabina de cristal situada en la parte izquierda del local,
pinchó el tema “Sucia” de Lobo Eléctrico, pareciendo dar a
entender que estimaba oportuno hacer que Xabi se bajara de aquella etílica nube
artificial a la que, cautivado por la voz y el movimiento de los labios de
Jaione, se había subido, haciendo aumentar el sonido que, sin escrúpulos, arrojaban los 4.000 Vatios de altavoces sobre
ellos. Sucia es la carretera que me lleva
hacia ti, sucia, sucia y arrasadora, las caricias que ya están aquí… Fue
entonces cuando Xabi, intimidado, bajó de su nube particular para posarse esta
vez en el mundo de los mortales, los que solo tienen 5 sentidos a un tanto por
ciento de su uso. Aquel brusco cambio se le había clavado en el corazón como el
dolor de flechas acústicas hundidas en su cerebro y ahí abajo abrió la boca;
-“Nooo teeeescuuucho naaadaa, tíííía!”- Balbuceó lidiando entre
vocalizar y escucharse él mismo y en aquel momento, el puente de varolio en su
cerebro le recordaba la necesidad de una oportuna micción producida por la
ingesta de cerveza.
-“Aahooora vueeelvo… meeestooy meaaandooo.”- Señalando a la vez con
su dedo índice a la puerta donde a duras penas leía; “Komunak-Aseos”.
EL SISTEMA LÍMBICO,(Le
Grand Lobulo Limbique):
Dentro, Xabi apoyado en
la estrechez del WC, orinaba tratando de leer las pintadas que decoraban
paredes y techo, mitificando las contemporáneas crónicas urbanas y mirándosela,
se preguntaba a sí mismo si era grande o tal vez pequeña, nunca había entendido
de tamaños pero sí de corazones y ahora apoyado en el lavabo, observaba con
asombro su dúctil y elástica cara reflejada en el espejo del aseo, haciendo
escuetas muecas con ésta y decidido en el momento que saliera por aquella
puerta, en confesarse ante Jaione. Estaba feliz, muy feliz y con ganas de
cantar y gritar de alegría. Era su Nirvana, el momento de la verdad, se sentía seguro
y más preparado que nunca.
Tomó con cierta
dificultad el camino de vuelta que le llevaría con la chica se sus sueños, pues
las paredes parecían ensancharse a su paso y abriéndose sendero entre una
multitud que saltaba y bailaba sin freno, se aseguró de pasar por donde, minutos
antes, lo había hecho en aquella selva; la maquina del tabaco, la barra, el
maromo de las Ray-Ban y el de la
camiseta de “KORROSKADA”. Tan pronto como el calor del local le invitó a
tratar en vano de despojarse de su ropa, todo parecía girar a su alrededor y
creyendo vislumbrar torpemente a Jaione, su vista se tornó líquida apenas podía
ver, no entendía muy bien lo que le estaba pasando. Sin acertar con sus manos, se
frotó los ojos pero aun así esa sensación no solo no desaparecería sino que iba
a más, aquella maldita percepción lo estaba angustiando. Su cuerpo no se movía
como él quería, todo pasaba en décimas de segundo, pero para él eran minutos.
Algo no iba bien;
-“OEEEE OEEEE OEEEE OEEEEEEE!!!!”.-
Mal gritaba en su pseudo felicidad, mientras corría sin sentido y topándose contra quienes bailaban logró
llegar hasta ella. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, Jaione estaba en
el suelo del rincón, boca arriba, con los ojos abiertos y los brazos, con su
cuerpo, formando 90 grados, la música no paraba de sonar, bailes y miradas
extrañas hacia él. El mundo estaba demasiado ocupado como para ver que algo le
estaba pasando a Jaione. Agachado a su costado, trataba de decirle que él
también estaba mal, que no sabía que ostias estaba pasando.
-“JAIONEEEEEEEEEE!!!!!”-
-“JAIONEEEEEEE!!!!!”-
-“JAIONEEEEE!!!!!”-
-“JAIONEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!”- Gritaba Xabi con todas sus
fuerzas, pero ella jamás respondió.
Y las luces del local se
encendieron y la música y el tiempo se detuvieron. Un silencio se hizo en aquél
garito, un silencio violado por los gritos desesperados de Xabi, que abrazado a
ella, era consciente de todo lo que estaba sucediendo, Jaione estaba fría, muy
fría.
El bar está completamente
vacío, no queda más que delante de la barra, el camarero y el Deejay de las rastas con sendas escobas observando la dramática
escena;
-“JODER, ¿has visto al tipo aquel?”-
-“Sí, ya le he visto. Se ha pasado toda la puta noche paseando por la
calle con esa muñeca hinchable y hablando
con ella detrás del altavoz. Vamos, terminemos de barrer esto y luego vemos de
sacarlo fuera, que ya es de día. Te invito un chocolate con churros, además he
quedado allí con Jaione a las 8:15h.”-
-“Eso está hecho, rastudo!”-
"... Mientras llega la muerte que tengáis buen rocanrol que haya buena suerte y salud de campeón mientras no te hayas muerto tendras que pelear follar alegremente, reirte y vacilar."
conservo intacto mi desprecio hacia cualquier forma de autoridad.
No creo en el diálogo ni en el consenso.
Sólo creo en los cócteles Molotov.”
(ITWU)
Corría el mes de Agosto de aquel cálido
año 2015. Era un día extremadamente caluroso y, ya entrada la tarde, las homópteras
chicharras del arroyo acompañaban un desproporcionado ratio decibélico, con enérgicos
y estridentes cantos desatinados, a los 100.4º Fahrenheit
que asediaban aquella sudada y agradecidahuerta
situada a las afueras de la sitiada ciudad de Iruña-Pamplona.
Juro por
los mansos caracoles que en armonía conviven en el huerto aquel, que hubiera instituido
más temprano que tarde el invento de Joseph Ignace Guillotin con tal de no
volver a sentir jamás clavarse en mi cerebro los canticos de aquellos insectos.
Pero mi
atención se debió centrar más abajo de las ramas choperas del arroyo, las
mismas que habitan los coros de las chicharras que tanto aborrezco. A tan solo
unos verticales metros de ellas y a unos metros lineales de las zarzamoras con
las que, con su fruto, hago mermelada, habitan las diferentes plantas que
conforman la huerta, creando con el sol de Agosto y viendo a sus hijos madurar,
una de las dos bellas etapas de la fotosíntesis.
Los hermanos Tomate han encontrado por
estos fértiles suelos a un nuevo vegetal. Acaba de caerse de una de las ramas
de su planta, el pobre está algo confuso y no recuerda ni como se llama. Con la
arrogancia que los caracteriza, deciden llamarle “Pimiento”, sí, “Pimiento” a
secas, porque a ellos les da la gana y
porque dicen ser los reyes de la huerta creyéndose así con el divino derecho de
hacerlo. En ese momento de gloria se sienten leones.
-“Yo no soy un Pimiento, soy una
Berenjena”- alega el infortunado vegetal con el deplorable aspecto que presenta
tras el infortunio, al tiempo que trata en vano de reconocerse a sí mismo.
-“¡Pimiento!”-, gritan
al unísono las primeras Lechugas, verdes y crueles como la amenazante sombra
del tricornio, que desde que vieron al pobre vegetal caer de su rama, no paran
de mofarse en su surco. Dos zanjas mas
allá tenemos a las hermanas Fresas, tan viciosas como frescas, no se quedan
cortas y se mofan de él a la vez que se relamen codiciando el dulce baño de
nata o de azúcar, rebozado tal vez, en una noche de sexo loco que les aguarda en
un futuro no muy lejano. -“¡Pimiento!, ¡Pimiento!” - increpan con desvergüenza al confuso
vegetal que yace bajo un sol abrasador, magullado y herido, bajo la mata que lo
vio nacer. Las Fresas, forman parte de la generación de la decadencia. Son las “canis” de la huerta.
-“¡YO
NO SOY UN PIMIENTO, SOY UNA BERENJENA!”- reprende éste a la vez que clava la enfurecida
mirada que sale de sus llorosos ojos en todos y cada uno de los vegetales que,
a su alrededor, groseramente se mofan; Tomates, Lechugas, Fresas, Rábanos, Cebollas…
-“¡SOY
UNA BERENJENA!”- repite nuevamente ante la mirada de todos.
-“…¡UNA BE-REN-JE-NA!”- insiste.
-“¡Pimiento!, ¡Pimiento!”- le chillan las hermanas Cebollas a lo lejos, retorciéndose
entre burlonas carcajadas y llorando de risa a más no poder.
El abuelo Pepino que está a la fresca bajo la
sombra de una de las hojas del viejo amigo Calabacín, observa junto a éste toda
la escena, manteniéndose ambos al margen de semejante forma de ridiculizar al
pobre y desdichado vegetal.
Transcurridas 30 horas de aquel
lamentable panorama, todo ha cambiado;
Las Fresas,
consiguieron su objetivo, ese día por la noche tuvieron azúcar y nata, follaron
apasionadamente y fueron felices sucumbiendo ante unos labios que se endulzaron
de su Ser.
Las Lechugas fueron
descuartizadas cuando acudían a una fiesta de disfraces y a pesar de ello consiguieron disfrazarse, ataviándose con
aceitunas y poniéndose guapas con semillas de sésamo y anchoas.
Los Tomates, creyéndose
los reyes de la huerta tuvieron también un trágico final al que acompañó también
unos Pimientos verdes, unos Pimientos
rojos, unos Pepinos y Cebollas. Acabaron todos ellos dentro
de una enorme cuba donde unas cuchillas subían y bajaban mutilándoles sin
piedad. En la parte exterior de la enorme cuba rezaba un Epitafio: “GAZPACHO”.
Ahora, voy a ceder el turno de palabra al
desdichado vegetal para que pronuncie unas palabras. Él se encuentra bien, a la
fresca y le han dado un baño y sacado brillo. Aquí sus palabras de despedida dirigidas
a sus vecinos del huerto: