¿Alguna
vez los caracoles
no
enamoraron a la lluvia?
(Veinticuatro
preguntas para la noche del viernes.
Taller
De Escritura. Errekaortu Gaztetxea)
No espero naDA de nadie,
¿excepto de ti?
A veces y por torpeza; Te negaré,
otras,
—sin verte—
—sin ti—
… me derretiré.
Y sólo por algo creaR,
depositaré
—con diluido disimulo—
en un soplo de aire
lo que siento por ti
o también eN mil quinientos dedales,
y en seis aviones de papel
qUe como pájaRos,
giran y tiran del carrusel
de esta soñadora cabezA,
vuelan y,
en añoranza, se van;
…en Fa sostenido
…en Do mayor
y a veces en Si bemol.
A veces,
en un parque oxidado y sin color
el tiempo sacudió sus pulgas,
corrieron felices
los niños sempiternos
tras un balón
viejo, roto y remendado.
Y ellos
sin vergüenza ni timidez;
dESobedeciéndolo
vencieron al tiempo,
sus rodillas soportaron caídas
entre risas, juegos y gusanos de seda,
y los perros ¿a quién ladran?
— ¿acaso es primavera?—
Y todo para ellos
resultará habitual.
Mientras yo impaciente esPEro
Pero hoy desespero
y no espeRARé.
No, hoy no (te) regalaré mi tiempo
aunque la lluvia disimule estas lágrimas
vertidas por ojos derrotados,
hastiados y asqueados
que vieron como el tiempo
—en esto que vosotr@s,
l@s “normales”
llamáis vida—
añejó, caducó y olvidó
a unas cartas sin partida.
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