“No
recibo cartas de los muertos,
y sin embargo, cada día los quiero más.”
(Emily
Elizabeth Dickinson. 1830-1886.)
Y cuando la noche le robó ciento treinta y tres parpadeos,
con aquel amable búho
se encontró su radiante corazón.
Noctámbulo de colores,
espectador en su rama de
estrellas colgantes,
sedentarias que flotan de mágicos
hilos.
Y en la inocente cara de la luna
aguardan juntos
salir de la realidad
o ser víctimas beneficiadas
de la bondad de tus pinceles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario