Para los humanos que se adentraban en el subsuelo desaparecían los
sentimientos y las emociones. No les
quedaban ni tan sólo los recuerdos y es por eso que para la pequeña Amy los
consejos de sus progenitores recordándole que no debía adentrarse en el robledal se habían
volatizado y ahora no sentía nada, no necesitaba pensar y nada la atemorizaba.
Tan sola y atrapada en la nada del espacio-tiempo mientras dos dragones la
observaban con el sigilo y la precaución de no espantar a su presa;
—La descuartizas tú o lo
hago yo— se preguntaban.
Mi aportación al RetoDragón de RelatosMagar.
http://relatosmagar.com/2015/08/09/participa-en-el-retodragon/
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