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domingo, 7 de febrero de 2016

No te olvides de vivir.





“No te olvides de vivir”, escribió Goethe. Quevedo fue más allá; "Que mi vida acabe y mi vivir ordene".
Yo estaba tumbado sobre lo que parecía el salpicadero de una furgoneta. Mis ojos con un semblante desorbitado, mi subconsciente no me permitía articular palabra o voz alguna, esto me provocaba una ansiosa sensación de ahogo entre sabor a sangre y el zumbido en mi cabeza que no paraba de darse topetazos con yoquesequé, eso parecía un genocidio de Gremlins. Tenía ganas de gritar y salir de allí pero me resultaba imposible, todo era oscuridad y un fuerte olor a gasolina cargaba mis pulmones.
Y aquellos gritos de horror…

Cuarenta y dos días después del estado comatoso decido ir a tomar un café y dos bollos de chocolate y entonces comienzo a recordar; el sol es abrasador en esta época del año, es mejor quedarse en casa a la sombra  contando las arañas del techo pero mi zapatilla derecha está rota por el empeine. Tras observar en varios escaparates se me quitan las ganas de comprar otras, puede que éstas las apure todavía un poco más. Joder, este mes voy pelado de pasta.
De camino a casa pienso en cuál es la forma más estúpida de perder el tiempo; bebiendo cervezas y comiendo patatas fritas de bolsa tumbado a la bartola o tratar con Ane sobre política. Es una testaruda pero me cae bien, las patatas fritas y las cervezas te ponen como un cerdo testarudo pero no me resisto a ponerme así, es el ángulo consumista de un sistema capitalista que cada día nos devora con el ansia de un depredador hambriento.
Paso por el lado de unos contenedores que han ardido, escupo, todavía huelen a chamusquina. La manifestación de ayer inclinó la balanza al empate. La podredumbre de esta ciudad me pesa y apesta cada día más.
A veces pienso antes de abrir la boca y gano un pulso al destino pero éste quiere jugar sucio y hacer trampas;
—Toma las llaves y conduce tú un rato—.
Y me gana la partida;
—Jamás debimos besar el mar aquella tarde de verano—, pienso.
Y ese día, murió una parte de mí.

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