es a tu conciencia.”
Ahora los niños sirios reciben hostias el día de su
cumpleaños.
Y del mismo modo los niños de Líbano, de Irak, de Pakistán,
de Yemen, de Afganistán, de Libia o Palestina.
Antes todo era más normal, ahora
sueñan en antiguo, anhelan el mañana y sus sueños se convierten en su peor
enemigo.
Sí, dejan de utilizar el verbo vivir para morir y convertirse en exclusivos
restos para Occidente; cuatro líneas en papel, varios segundos en la
tele-mierda.
En fin, no interesan.
Con sus zapatillas desgastadas corren entre escombros sin parar y sin
pensar que el tiempo pasa como aquel niño aterrado en el agujero de lo que fue
su casa. Y amanece otro día más, que sin mirar al cielo avanzan y caminan y se
miran entre horas supremas y daños.
¡Lo han perdido todo!
Manos vacías pasan de la vida a la muerte en lo que tardas en leer
esto. Porque esquivan a los guardianes de la destrucción, testigos mudos en
fila de a dos, segunda hilera. ¿Qué mundo les ha tocado vivir? A nosotros, la
mentira ante la injusticia.
Ahora reciben bombas de fósforo y gas de cloro, denominación
de origen Occidental. Y seguirán niños alimentando cementerios indistintamente sea
o no su cumpleaños. Y si antes todo era más normal hoy son daños colaterales.
…así diluido, el café os entrará mejor.
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