Fotografía: Bea E. (France) |
Tenemos el odio y la inquina de los efímeros,
caídos que aventando la mentira
sin ver que las velas no se habían apagado
se nutrieron del pastel.
Descubrimos hilos de fina seda en un cristal
sin sabernos perecidos
construisteis con olvidos nuestro mausoleo
y lo regamos con orín.
Mañana miraréis al cielo y caerán, vaya que sí
bajarán lágrimas a un suelo pisoteado
microcosmos que nunca tenían que haber salido
(esos ríos invisibles que corren hacia la tristeza).
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