Ilustración: Xan López Domínguez |
A la hora
de defecar todos somos un poco James Matthew Barrie. Después
de cultivarnos de él, albergamos en nuestro vientre el sentimiento de culpa de
Wendy o la astucia de Peter porque en Nunca Jamás no lo encontraron el señor ni
la señorita Darling.
Entre
libros, ratas y miradas se encuentra como caída del cielo a Mary
Shelley, ella descose un titán con hilo de pluma sobre hojas en blanco y el principio
de aquella historia.
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