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miércoles, 20 de septiembre de 2017

Heterónimos




“Hay suficiente metafísica en no pensar nada.”
Alberto Caeiro.


Dicen que tuvo una flor imposible,

que la venteaba por las plazas y parques de su ciudad.

Le tomaban por loco, recitaba poemas.

 Se desdoblaba.

Hablaron también de sus llamativas entradas,

escondidas bajo un sombrero de fedora.

¿Y qué dijeron respecto a sus enormes ojos marrones?

Nada, ese día los escondió tras sus párpados.

¿Y de sus gafas redondas del siglo XIX?

Aquellas las colocaron sobre sus inertes manos muertas.

Y el día en que hilvanando ecos, concluyó

 terminó Caeiro y la no filosofía,

 Álvaro de Campos su viaje consumó

y setenta más, que cada uno con él, perecieron.


Ilustración: Saulo Silveira "Fernando Pessoa"

  

lunes, 11 de septiembre de 2017

Anoche soñé


Caligrama sobre Miyamoto Musashi. Por LOKURA
A lo largo del camino que me ha traído hasta aquí todo ha sido bastante paradójico. El viento soplaba con menor fuerza en el valle pero en la aldea apenas si mueve los juncos del río.
Llovizna, no hay sol. Llevo como diez minutos al resguardo bajo un tupido árbol de mediana altura y no he escuchado más que la lluvia, el agua del arroyo y un extraño sonido en su orilla. Intrigado por éste, me aproximo y observo a lo lejos un anciano de pelo largo sentado sobre una piedra. Afila una imponente catana, gira la vista y, con impasible ademán, se detiene en su tarea, me observa durante unos segundos y continúa con su cometido.

Adentrándome en la pequeña aldea advierto que un silencio absoluto predomina en sus empedradas calles.

Ha dejado de llover, el inexplicable viento se ha calmado y desde aquí, callejeando, he dejado de oír cómo aquel octogenario afilaba sosegadamente la hoja de aquella solemne catana. Sin embargo aún recuerdo el brillo del metal y sobretodo aquel rostro inmutable observándome firme, sigue en mis retinas.

Hay muchos balcones con hermosas y coloridas flores en sus tiestos y me cautiva el olor del suelo mojado y esas flores que desconozco, ¿qué serán?

Ilustración: Takehiko Inoue
En esta solitaria aldea algo me vincula con la vida. He visto llover al cobijo de un tupido árbol de mediana altura,  apreciando el viento distinguí la fricción de la piedra y el metal y el agua cristalina de un arroyo. Pero la vida también está vinculada a su antónimo y en estas callejuelas ya no me siento solo. El octogenario de la catana considera oportuno aguardarme al final de esta calle, la única que cruza la aldehuela. Inevitablemente camino hacia él. Nos encontramos tan próximos que consigo distinguir el brillo en sus ojos, refulgente como la hoja de su afilada catana, la que mi cuello va a probar en unos instantes. Huele a hora suprema, lo sé.

Ilustración: Takehiko Inoue


Anoche soñé con la muerte, la lluvia, las flores, con una aldea y con Miyamoto Musashi.

martes, 5 de septiembre de 2017

Soñar despierto


Ilustración: Christian Schloe

Los  sueños van y vienen
toman un camino y
se olvidan de nosotros.
Y tú viajas tan cerca
que se implican tus pecas
en mis retinas.
Abstraído las enumero;
una,
dos,
tres,
cuatro...
mil quinientas veintitrés.
Disimular estas matemáticas
es un no parar.
Preeminencia en un tiempo
que se detiene,
cuando adviertes mis pájaros
soñándote.