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sábado, 28 de julio de 2018

El páramo de los sueños

 Alejandra Pizarnik.Ilustración; El Tomi
Donde acontece el peso de unos versos
Alejandra Pizarnik ha vuelto a desvelarse,
observa un cuerpo sin piel, llagado, hastiado.
Intenta borrar sueños, recuerdos
y escupe al espejo.
Es inútil.

Silencio de la habitación envenenada
mira por la ventana e imagina.
Emily Dickinson poda delicadamente
un rosal de tiempos pasados y
desde ese imperceptible mar
de soslayo observa hacia arriba.

El tiempo siempre se escapa, Alejandra.
El tiempo siempre se escapa.
En esto consiste el horror de habitarse,
de ser silencio.
Ay, Emily, el dolor de cerrar los ojos y
seguir viendo monstruos ya no lo asumo.

El veneno que provoca este mundo que no es mío
me obliga a partir
pero esta vez sólo, sólo
no quiero ir más que hasta el fondo,
no quiero terminar en la muerte.