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sábado, 21 de marzo de 2020

Es como a veces, el silencio



Muñeca en ventana. Pripyat, Ucrania



“Estoy buscando nuestro paraguas
en la azotea acogedora
donde tiemblo”.


Es como vivir en grandes tiempos de silencio donde los días se erosionan sin piedad. Miramos por la ventana y podemos considerar que éste puede ser reutilizado. Nos serviremos del silencio comprometido para refugiarnos en él.
Y dependeremos del silencio material para tener sueños abstractos.
Y si para apreciar lo absolutamente hermoso de ver derretirse las agujas de un reloj de cuco, tras el paso lento de un gato, necesitamos apropiarnos del silencio, lo haremos.
Cuidado dueños del tiempo y fabricantes de relojes, tenemos necesidad de entender el silencio en todo su esplendor. De apreciar a través de la ventana la vida respirar.
Pero no olvido que peligrosamente nos acercaremos a la costumbre, donde el tiempo pasa tan desapercibido que parece un disparo, donde se clava en el cerebro como un pasado o un presente, donde hay tanto excedente de tiempo que ya no hay silencio y que las personas apenas tenemos tiempo de disfrutarlo y donde para alcanzarlo hay que imaginarlo en futuro.

Tiempos difíciles…

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