Ilustración: Miles Johnston |
Escribamos
la fábula,
concurramos
las sendas
que
cruzan nuestros sueños.
Acuérdate
de las montañas,
donde
habita la calma,
los
senderos y la lluvia
que
embellecen tu piel.
Cuántos
lodos recorridos.
Sí,
cántame aquella fábula
y
conviértela en nuestra parábola
para
que tengan significado
todos
los siglos que perdonamos
nuestro
amor.
Del
café en Saint-Germain
mejor
escribimos otro día
porque
en los silencios
habitan
esperanzas atrevidas.
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