Fallecí en tu mirada

Fotografía: Michal Zahornacky (@michal_zahornacky)

 

“Escribir poesía es como hacer el amor:

nunca se sabrá si la propia alegría es compartida”.

Cesare Pavese (1908-1950)

 

Quién pudiera ser pájaro

para no añorar tener alas

y volar a tu ventana.

Quién pudiera abrazarte

sin perder ese equilibrio

que la vida nos regala.

Quién pudiera fingir

para entregarte esa serenidad

que en una canción te di.

Quién sabrá que fallecer

en tu mirada

fue mi última voluntad.

Y lo auguró Pavese;

“Vendrá la muerte

y tendrá tus ojos”.

Y yo, 

esperando tu abrazo,

 me convertí

en un yonki de los tuyos.

 

La sonrisa de la montaña

Fotografía: Charlotte Grimm (@espiritconfus)

 

 

A veces subo recordando a mis amigos,

caigo en su morada como cae la lluvia.

En mi tranquilidad y sosiego

cargo en la mochila pesadas piedras

(las cogí de saldo en la ciudad),

recogidas con mucho cuidado,

escogí las que nadie quiere

y las observé,

con mimo les saqué brillo para apelar al sol.

 

Sonrío.

Hoy salen los caracoles

y me reciben alegres,

 con aromas de hinojo

y petricor.

Yo les devuelvo mi mejor sonrisa

y sigo el camino hacia la cima.

Arriba, espirales de viento

sirven de cálidos abrazos.

Ni siquiera recuerdo ya su nombre.

Oh, montaña,

todo es tedio en tu morada.

Imagino un largo abrazo

caer pulverizado aquí,

por tu abismo,

y si queda después algo de mí,

 que me recoja el viento

y me siembre

convertido en recuerdos,

envuelto en espiral

                de amor

y siempre,

siempre

de silencio.

 

 

Epígrafes

Las nubes son los epígrafes pasajeros de las montañas.