“Es el mal de
estos tiempos, los locos guían a los ciegos.”
(William
Shakespeare. 1564-1616)
I
lo más parecido a la
felicidad
es encontrar
aparcamiento en ella.
II
El antiguo asalariado,
en la urbe moderna,
encuentra su
felicidad
rebuscándola en un basurero.
III
de la urbe moderna,
gritó;
-¡Bajo los adoquines
está la playa!-
y perdió
gratuitamente
su ojo derecho.
IV
No!
La urbe moderna ya no
es lo que era.
Ahora tenemos “centroscomerciales”
donde se almacena
hasta el ocio
del indiferente,
del apático,
del aburrido;
productor de
plusvalía.
V
El consumismo en la
urbe moderna
es una “visaelectrón”,
el paliativo
a la infelicidad
pintada de rosa,
aliñada con colonia
y adulterada con
publicidad engañosa.
El esclavo moderno
pasea su filantrópica
estupidez,
en su urbe
modernista,
tanto como le
permiten
afectivos invisibles lazos que,
elásticamente,
lo convierten en mercancía.
Son aún peor que los 10 mandamientos.
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