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domingo, 10 de noviembre de 2019

A veces se fuga un sueño

 Ilustración: Christian Schloe

“Vimos abrirse las flores
cuyo perfume era el olvido”.


A veces
me compongo de agua y recuerdos:
Pegajosas memorias atrapadas en ámbar.
Y como si de frías losas se tratase,
por mi celda de lodos,
sin un respiro, las arrastro.
(“Porque lo terrible no es haber muerto ni haber vuelto ni haber resucitado, lo terrible ha sido siempre estar vivo”.)

Se fuga
de mi memoria un exangüe olvido,
huidizo se ausenta por el tragaluz
y se pone a mirar las estrellas.
¡Ahora cobras fuerza! —le reprocho.
Y cada noche sobrevuela los tejados
y repiquetea las ventanas de quienes alguna vez
soñaron despiertos.
(“La poesía es como el relámpago: brecha de luz, herida abierta desde donde mirar al otro lado”.)

Un sueño
flaco de memoria y una amnésica utopía
se han fugado como Bonnie Parker y Clyde Barrow.
Ambos cabalgan fugitivos sobre cuatro ruedas de caucho
nada ni nadie los va a frenar.
No era mío ese sueño,
lo suelto y regreso para olvidarlo.
(“El poeta va olvidando todo para empezar poco a poco a recordarlo. La poesía lo lleva de la memoria al olvido; y en el olvido de sí comienza a recordar el mundo”.)

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