“Una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío.”
(“Amantes” 1.965. Alejandra Pizarnik, 1936-1972.)
Hoy te peinas ante un lóbrego
espejo que refleja impolutas desidias.
Sientes acritud,
que moldean el talante
de tu encrespado cabello negro.
Alejandra Pizarnik enamorada,
del viento y
de aquel que mece tus sueños
y deshiela corazones
que cautivaste;
con una pared que tiembla
cuando le cantaste
a la tristeza de lo que nace,
al amor errante,
al frío de un verano extinto y
a las lágrimas de alguien que midió sollozando
la extensión del Alba.
Así fue tu camino de la esencia y
y de la existencia,
el que ofrece aliento
en tus guaridas
tiernas y oscuras
que supuran
estilo, creatividad
y letras a la luna.
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