Fotografía; Sarolta Ban |
“(…) el vacío pasa entonces por una falta de algo que llene los espacios huecos y los intersticios. Sin embargo, el vacío está presumiblemente hermanado con el carácter peculiar del lugar (…)”.
Martin Heidegger, 1889-1976
La gente abre su corazón
como quien abre una puerta,
y así no puede ser.
Hay cosas que no caben en él;
los balones de playa,
las bicicletas,
o el viejo trineo roto.
La gente abre su corazón
como quien abre o cierra los ojos
y deja penetrar
onomatopeyas,
palabras muertas,
noticias quejumbrosas
o canciones que no les gustan.
La gente, la gente corriente
la gente y sus corazones,
sus corazones
y sus vacíos silenciosos.
Las puertas, las puertas blancas
las puertas y sus bisagras,
sus bisagras
y sus sonidos perennes.
(La gente prostituye
sus corazones
y sus puertas).
¡Silencio!
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